Hace poco tiempo mirábamos embobados la televisión. Observábamos intrigados, asombrados y temerosos la ola de revueltas que se levantó en el Mundo árabe. También con algo de envidia, ya que algo similar en aquí era impensable. A la sociedad española, y especialmente a los más jóvenes, se le ha tildado de inculta, vaga, desinteresada, acomodada... Reconozcámoslo: en parte, nos lo merecíamos.
Pero puede que en el fondo sólo estuviéramos acumulando razones para explotar. Quizás hemos tenido mucha paciencia. Porque motivos para salir a las calles no nos han faltado. Los políticos se preguntarán ahora qué han hecho para que se les suban a las barbas ''cuatro perroflautas". Y en vista de las decisiones que están tomando, han debido llegar a la conclusión de que tenemos demasiadas libertades. Nosotros sabemos que no lo han hecho tan mal. Todo lo contrario. Lo han hecho bien. Muy bien: Más motivos para indignarnos es imposible acumular.
Aquellos que en su día dijeron NO, ahora dicen SÍ, y se basan en unos supuestos deberes morales en nombre de la democracia. Esa que llevan años pisoteando. Ilegalizan partidos basándose en meras sospechas. Pero algo más que sospechas son las que observamos en este mapa, y escasas las actuaciones al respecto desde las instituciones que nos dirigen. ¡Perdón! Se me olvidaba que hay partidos, ideas y personas que están por encima de todo. Como el simpático Camps al que hace poco le vimos, cual protagonista de un monólogo cómico, firmar un manifiesto de su partido contra la corrupción. Claro que sí, los votantes son tontos, la sociedad española está aletargada: un poquito de fútbol por aquí, otro poquito de Belén Estebán por allá y un nuevo reallity show y no se darán cuenta de que a los políticos sólo les interesa nuestro bolsillo (los políticos, esos seres tan generosos y desinteresados).
Estamos metidos de lleno en la campaña electoral. El PSOE destina su tiempo, estos días, a repartir rosas por las ciudades. Una rosa = un parado menos. ¿O no? Hay cinco millones de desempleados en este país. CINCO MILLONES. Cifra que algún visionario dijo que no se llegaría a registrar. El mismo que aseguró una y otra vez que "no había crisis". Socialista, se hace llamar. Rajoy está feliz: espera impaciente su turno. Tan impaciente que trabaja a destajo y escribe, sin descanso, en su bloc de notas sus propuestas para salir de este callejón sin salida. Y claro, luego pasa lo que pasa. No seáis mal pensados: no es que no tenga ni idea de qué hacer, si no que trabaja tanto que el pobre está extenuado.
Por nuestro futuro, dicen, nos tenemos que apretar el cinturón: nos piden trabajar más, nos piden pagar más y, cómo no, eso de subir los sueldos es una locura. ¿Y ellos? ¿Cómo colaboran a ese futuro? No renunciando a sus comodidades, por ejemplo. Pero lo hacen por nosotros, claro. Tienen que estar bien descansados para trabajar. ¿Recortes? Piensan mucho sobre ello. Sobre cómo recortarnos a nosotros para poder seguir acumulando riquezas y lujos. Y todo en un estado donde se supone que todos nacemos iguales. Tan iguales que mientras unos claman por una subida de sueldo a otros los papeles no le llegan a tiempo. Al final, por mucho que diga la Constitución, este sistema sigue basándose en el 'tanto tienes, tanto vales'. Pues, entonces, ¡que viva la Constitución!
Ayer, la Junta Electoral prohibía la concentración en Sol, alegando que "la petición del voto responsable puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto". Esa misma Junta ve con buenos ojos que los políticos acudan salivando, ávidos de carnaza, a Lorca, para hacer campaña electoral bajo la excusa de no hacerla. Fotos sí, pero poco más. Ya que a ninguno se le ocurrió cambiar el traje de diseño por algo más cómodo y mancharse las manos echando un mano. Demasiado pedir, supongo.
Dicen que somos pocos. Pues, que se preparen. Por si se les ha olvidado en España hay cinco millones de parados. Cuánta gente con tiempo libre para acampar en Sol. Y no sólo en Sol. También en Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada, Córdoba, Bilbao, Tarragona, Donostia... Las calles españolas no podrían dar una mayor muestra de civismo, no así los medios de comunicación cuyas cabeceras manchadas por dinero e intereses políticos les impiden, si quiera, saber de qué va el tema. #nolesvotes no está promovido por el PSOE, ni por Bildu, ni por la izquierda radical, ni por ETA. #nolesvotes no promueve la violencia, ni la anarquía, no obliga a abstenerse. ¿Pero alguien sabe de qué va esto?
Este movimiento está motivado, simple y llanamente, por el hartazgo social. No queremos que se sigan riendo de nosotros.
ESTAMOS HARTOS. ESTAMOS INDIGNADOS. QUEREMOS UNA DEMOCRACIA REAL YA
1 comentario:
Gran artículo, la verdad que ya era hora de decir a los de siempre que estamos hartos de ellos, de que suban el IVA pero no renuncien a los sueldos vitalicios, de que baje el petroleo y nuestra gasolina siga por las nubes, pero que ellos no quieran ver las nubes en turista, solo en primera clase.
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