Me encanta la creatividad, aunque no sea mi fuerte. La poca que podría sacar a pasear la ahoga mi vagancia. Pero, repito, me encanta. Especialmente la dedicada a las manualidades, al DIY cada vez más de moda y más aplicable a múltiples aspectos de la vida.
Internet es un filón para este pequeño mundo (y para cualquier otro) y últimamente me ha dado por seguir blogs que me aporten ideas e inspiración en este sentido. Todos ellos en castellano, claro, por aquello del límite del idioma (otro objetivo eterno). Los veo (y leo), me maravillo, envidio la creatividad, la paciencia y la maña (tres cualidades de las que no dispongo, especialmente la maña soy una auténtica manazas). Guardo ideas, en mi mente y en mi ordenador, e intuyo que ahí quedarán hasta el fin de los siglos.
Pero no me resisto a creer que algún día seré capaz de ganarle a mi falta de tiempo, a mi vagancia y a mi falta de esfuerzo y crearé "cosas" más o menos bonitas y originales pero de las que me sentiré orgullosa. De momento me quedo con el arrebato que tuve hace dos años, en el cumpleaños de mi mejor amiga. Y no tuvo mucho mérito, simplemente tuve que pintar unos muñecos de azul y blanco. Aquí el resultado:
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