Rutina

Quiero coger las riendas de mi vida. Quiero, pero no puedo. Trabajo. Me alimento. Voy al gimnasio. Duermo. Estudio. Trabajo. Me alimento. Duermo. Socializo un poco. Trabajo. Estudio. Voy al gimnasio. Cuando tengo un momento de relax, de descanso, sueño con lo que quiero hacer. Pero tampoco puedo hacerlo. Ahora me gana la pereza. Y entonces, cuando por fin me decido a intentarlo, vuelvo a la realidad: Trabajo. Me alimento. Voy al gimnasio. Duermo. Trabajo.

Y así, pasa el tiempo. Y llegan los 28. Miento. No llegan, caen. Como una losa. Un día miras a tu alrededor y te das cuenta de lo tarde que vas para todo. Para aquello que querías y soñabas. ¡Ojo! Pero ese día no te deprimas, te vienes arriba. ¡Coge las riendas de tu vida!. Grítatelo. Grábatelo. Siéntelo.
Aunque vuelvas a caer, una y otra vez, en esa rutina.

Trabajo. Me alimento. Socializo un poco. Sueño con lo que quiero hacer. Sueño, sueño, sueño. Y yo no quiero que los sueños sean sueños.