Miras para otro lado. Allí donde viven tus mejores momentos, tus mejores sueños. Y ves unas cuantas manos. No has llegado sola a esos veinticinco y desde ese rincón, tus compañeros de viaje te gritan que nada de crecer por el momento. Queda mucho por vivir aún, mucho por soñar, por disfrutar, por llorar y por reír. ¿Quién dice que somos mayores?
Y empiezas a contar. Veinticinco años han dado para mucho. Tantas cosas que recordar... Y prefieres esperar a que pasen otros 365 días para comenzar a planear aventuras de altos vuelos. De momento, prefieres seguir en la tierra. Eso de crecer puede esperar, al menos, otro año más. Y que te quiten lo 'bailao'.
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